miércoles, 19 de diciembre de 2007

La Balesquida recupera su patrimonio

La restauración de la talla de Santa Brígida, de finales del XVII, fue presentada ayer al acabar la misa en honor de la Virgen de la Esperanza

A la devoción que despierta entre los ovetenses la Virgen de la Esperanza, advocación a la que la Cofradía de La Balesquida tiene dedicada su capilla, se le ha sumado este año el interés por el resultado de la restauración de la talla de Santa Brígida, de finales del siglo XVII. Ayer, al finalizar la concurrida misa celebrada en honor de la Virgen de la O -denominación que también se le aplica popularmente a la Esperanza-, la autora de la recuperación de la imagen, la restauradora Paula Sánchez, dio cuenta de su trabajo y reveló algunos detalles interesantes de la intervención.
Elena FERNÁNDEZ-PELLO La celebración de Nuestra Señora de la Esperanza o de la O, advocación a la que está dedicada la capilla de la Cofradía de La Balesquida, reunió en ese pequeño recinto a decenas de socios, cofrades y devotos que se apretaron para rezarle a la Virgen, en una misa que fue oficiada por el párroco de San Tirso, Ángel Rodríguez, y a la que asistieron, sentados en la primera fila, varios cargos de la propia cofradía y el presidente de su sociedad protectora, Francisco Blanco. Este año la festividad ha tenido un aliciente añadido, al ofrecer la oportunidad de presentar el resultado de la restauración de la talla que representa a Santa Brígida y que en el interior de la capilla preside el retablo lateral derecho. Al acabar la misa, la responsable de ese trabajo, Paula Sánchez Ablanedo, explicó el proceso de restauración de la imagen, datada entre finales del siglo XVII y principios del siguiente. La restauradora, responsable del departamento de bienes muebles de la empresa M. C. Conservación y Restauración, empleó en la ejecución de esta intervención seis meses, en los que recuperó la policromía original de la escultura eliminando las capas superpuestas de pintura. La pieza también estaba muy deteriorada por el efecto de hongos e insectos que atacan la madera. Entre los detalles de los que Paula Sánchez dio cuenta ayer a cofrades y socios, está el hallazgo de la inscripción original de la peana. Sólo una parte puede leerse, así que la restauradora lanzó una invitación «a quien nos pueda ayudar a descifrar la última parte». También informó de la presencia, detectada durante los meses que duraron los trabajos de restauración, de barniz de colofonia -elaborado con resina de pino- y albayalde o blanco de plomo en la pintura original. La cruz que la santa sostiene en la mano derecha, según la restauradora, no formaba parte de la imagen en un principio, sino que fue añadida posteriormente. De todos modos, como se trata de una imagen destinada al culto y ese añadido no entraña ningún riesgo para la conservación de la talla, se ha mantenido la cruz. La imagen de Santa Brígida compartió protagonismo durante la celebración de ayer con la de Nuestra Señora de la Esperanza, que a la derecha del altar presidió la ceremonia. En el lugar que ocupa habitualmente, en el retablo central, se colocó una pequeña imagen de la Virgen.

La Nueva España 19/12/07

La capilla de la Balesquida


Descripción:
Se ubica a un lado de la plaza de Alfonso II el Casto, haciendo esquina con la de Porlier. En ella se honra a una dama ovetense de muchos posibles, Velasquita Giráldez, por haber beneficiado al gremio de los alfayates o sastres durante el primer cuarto del siglo XIII con importantísimas aportaciones; ello explica que las tijeras pertenecientes a este colectivo gremial cuelguen del balcón de la esquina. De esta señora se tienen pocos datos; lega un hospital y varias propiedades a los integrantes de la Cofradía de Alfayates, que ella funda, y a otros habitantes de la capital.
La capilla, barroca del XVII, la preside una imagen de la Virgen de la Esperanza. En su testero se observan escenas de la vida de San Bernardo Claraval, creación de Francisco Reiter, pintor local de la segunda mitad del XVIII. El retablo lateral dispone de bellas imágenes fechadas en los ss. XVII y XVIII. En la puerta, que deja ver el interior, es costumbre ver a alguien orando, lo que indica la devoción ya ancestral que despierta en la ciudad este pequeñísimo lugar sagrado.

Tesoros artísticos, histórico-culturales y sentimentales de la capilla de la Balesquida

Autora: M.ª del Carmen López Villaverde

Este artículo pretende hacer una relación de las obras de arte de diverso valor artístico que se encuentran a la vista de los fieles en la capilla de La Balesquida, basándose en trabajos anteriores que obran en los archivos de la Cofradía.
La capilla, que todo vecino de Oviedo conoce o debería conocer, está situada en la plaza Alfonso II, frente a la Catedral, dedicada a la Virgen de la Esperanza, que en épocas muy lejanas salía en procesión bajo los soportales de la antigua plaza. Su fundación data del siglo XIII, pero sufrió varias reformas hasta llegar al estado actual. Una placa rectangular de piedra situada en la fachada lleva grabada la fecha de su fundación así como el hospital, hoy desaparecido. Las letras cinceladas en rojo y azul hacen referencia al año 1270, a su fundadora, doña Velasquita Giráldez, y a su reedificación en 1870.










El recinto sagrado es de estilo barroco, de líneas simples y de pequeñas dimensiones que lo hacen más acogedor y recóndito para la oración. A través de un arco de medio punto se accede a un bello zaguán empedrado y de ahí al interior. Este zaguán es testigo mudo desde tiempo inmemorial de las oraciones y peticiones de gentes que transitan diariamente por el entorno y se detienen para rezar a través de las rejillas.
Una vez dentro, la nave única es de planta rectangular cubierta con bóveda de cañón sobre arcos fajones y 6 lunetos. El interior guarda además de 3 retablos, el mayor y dos laterales afrontados, una serie de imágenes de madera policromada, pinturas, inscripciones en tabla, recuerdos y objetos de culto que aunque su valor artístico no sea de gran relevancia, todos ellos tienen un gran valor histórico y sobre todo sentimental para las personas que habitualmente visitan la capilla.
Al comenzar el estilo gótico en la 2ª mitad del Medievo, la pintura mural del románico pierde importancia y los frontales y muros de catedrales, iglesias y capillas van a adornarse con una nueva estructura fundamentalmente de madera, el retablo, cuyo tamaño está en relación con las dimensiones del lugar que ocupa. Generalmente su composición hace referencia a la Virgen, a un santo titular y a escenas de la vida del representado. El apogeo de los retablos corresponde al periodo barroco, consecuencia de la liturgia fomentada por el Concilio de Trento que, para avivar el fervor de los fieles, impulsaba el culto a las imágenes, en clara oposición con la doctrina protestante que había aparecido en diversos países europeos.
El retablo mayor de La Balesquida es un retablo hornacina sobre un sotabanco de piedra ejecutado en el primer tercio del siglo XVII, siguiendo el estilo barroco, donde arquitectura, pintura y escultura están al servicio de la imagen. Consta de tres partes, el banco, liso, decorado con follaje siguiendo la técnica del estofado. En el centro, el sagrario moderno que sustituyó al anterior tras las obras de restauración. La hornacina central que aloja a la Virgen de la Esperanza está enmarcada por dos pares de columnas doradas, con capiteles corintios y cubierta por una tela de malla a modo de dosel, es la guardamalleta. En su interior el mismo decorado que el banco realza el conjunto. En el ático, tercer elemento del retablo, sobre un fondo dorado, se representa el Espíritu Santo en forma de paloma dorada en medio y bajorrelieve, de la que se desprenden rayos rodeados por estilizadas nubes blancas. Un frontón semicircular remata el retablo y sobre él una cruz.
Recientemente todo él ha sido restaurado dejando al descubierto sobre todo la bellísima policromía de la vegetación en azul y rojo sobre fondo dorado. Al desmontarlo para su reparación, se ha descubierto en el banco una descripción en latín referida a la fórmula de la Consagración. Estaba y sigue oculta por el Sagrario y a mi parecer sería deseable buscar la manera de dejarla al descubierto. A ambos lados del camarín que alberga a la Virgen hay dos pequeños ángeles en posición de vuelo. En ambos la técnica utilizada para representar el cuerpo es la del encarnado. La colocación actual nada tiene que ver con la primitiva, hasta es posible que no pertenecieran al conjunto primitivo. Hay además fuera del retablo, sobre el frontal que separa el presbiterio de la sacristía, otros dos ángeles de mayor tamaño que los anteriores, en posición sedente, con el cuerno de la abundancia. La talla es del siglo XVIII y lo mismo que la otra pareja en cuanto a técnica se refiere.
La Virgen de la Esperanza, titular del retablo, es una imagen de vestir, de pie sobre una peana. El manto, el vestido y la toca que luce en las solemnidades han sido regalo de la Cofradía en 1966, así como el rosario de filigrana donado por una devota. De rostro ovalado e inexpresivo, nariz recta, boca pequeña y ojos de pasta vítrea. La peluca que cubre su cabeza y la corona son modernas. Sobre el pecho, la Virgen lleva la primera Medalla de Oro de Oviedo que le ha concedido el Ayuntamiento el 25 de mayo de 1952 en reconocimiento a la patrona de una institución tan íntimamente ligada a la ciudad durante más de setecientos años y que es además una de sus genuinas señas de identidad.
El segundo retablo, situado a la derecha de la nave, es el de San Bernardo o el de Santa Brígida, ya que su distribución es diferente a la primitiva. Es de estilo barroco, de fines del siglo XVIII a principios del siglo XVIII, realizado en madera con una regular conservación. Consta de dos pisos, divididos ambos en tres calles cada uno, separadas por columnas salomónicas (de fuste retorcido) y apoyado todo él sobre un banco de tres casas. Antiguamente, cada uno de los pisos formaba retablos independientes colocados uno a continuación del otro en el lado de la Epístola. Ambos se unieron.


El conjunto remata en un friso liso adornado con dentículos y ovas y coronado por un frontón semicircular y dos grandes bolas a cada lado. Se realizó bajo el patrocinio de la Cofradía de San Bernardo, que en 1729 se estableció en la Balesquida. En el piso inferior se alojan las imágenes de San José y el Niño a la izquierda, Santa Brígida en el centro y San Francisco a la derecha, todas en madera policromada. El Niño que acompaña a San José sustituye al original. Mirándolo se aprecia que su tamaño no es proporcional al del santo. Robado hace años, apareció sin un brazo, restaurado posteriormente. Es una pequeña imagen del barroco popular, del siglo XVII a principios del XVIII. En la hornacina central, Santa Brígida, princesa, según figura en la peana sobre la que se asienta. Data, como casi todas, de finales del siglo XVII a principios del XVIII y es de madera policromada. De cómo el culto de esta santa llegó a Oviedo nos dio cuenta D. Carlos Fernández Juesas en un número de esta revista, donde además nos relata que «era sueca, hija de reyes, había renunciado a su condición de princesa para tomar los hábitos del císter después de la muerte de su marido con quien peregrinó a Santiago de Compostela». En la hornacina derecha, San Francisco, escultura barroca de la misma época que las anteriores y del mismo material.
En el piso superior del retablo se alojan las imágenes, en madera policromada, de San Antonio en la hornacina izquierda, San Bernardo en el centro y San Sebastián a la derecha. Son tallas del siglo XVII al XVIII, a excepción de San Sebastián que es del siglo XVI. San Bernardo figuraba como titular de un retablo independiente que posteriormente se empotró en el actual y donde también se encontraban las imágenes de San José y San Antonio. En la calle derecha, San Eulogio, popularmente San Sebastián para los cofrades. Es el que mayor valor artístico tiene. Perteneció a un retablo desaparecido que tenía como titular a Santa Brígida.
Del tercer retablo es titular San Judas Tadeo, está situado en lado del Evangelio. De calle única, se apoya en un altar más moderno. Se compone de un banco decorado con ménsulas vegetales enmarcadas por dos pilastras con colgantes, sobre el que se apoya la hornacina central en forma de arco rehundido con bóveda de cuarto de esfera, donde se asienta la imagen del santo. Los adornos son motivos vegetales, pero lo más llamativo del retablo son los dos grandes estípites, soportes típicos del barroco churrigueresco, que soportan una cornisa rectangular. Finalmente, un ático mixtilíneo en forma de peineta lo remata. La imagen de San Judas tiene un gran arraigo entre los muchos fieles que a diario visitan la capilla y en noviembre la Cofradía celebra un triduo en su honor. Es de madera policromada, verde, rojo, negro, dorado y ocre que simula el encarnado; está de pie, pisando a un monstruo, la materialización del mal. Los pies separados dan sensación de inestabilidad y de movimiento, a lo que contribuye también la posición de la cabeza. A diferencia de las otras imágenes, su rostro es de gran expresividad.
Además de estos retablos, se veneran en la capilla otras imágenes de gran arraigo popular desde siglos.
El Santo Niño de la Guarda, al que cariñosamente también se le conoce con el apelativo de San Cristobalín. Está colocado en el tercer tramo de la nave, en el muro de la Epístola. Su cronología corresponde al siglo XVIII, de madera policromada. Crucificado a la manera de Cristo. Su historia, que se localiza en la Guardia, provincia de Toledo, relata el martirio de un niño que sufrió las intransigencias religiosas de la España del siglo XV cuando cristianos y judíos aprovechaban sus diferencias religiosas para solventar problemas políticos y económicos. El relato del martirio es poco conocido para nosotros los asturianos, pero para hacernos una idea de la importancia que tuvo en otros lugares de España basta recordar que Lope de Vega lo tomó como argumento de una de sus obras, El Niño Inocente, lo que quizás hizo que el suceso alcanzase la relevancia histórica que sin duda no hubiera tenido. También en el mismo siglo, José de Cañizares recogió la misma historia en una de sus obras, La viva imagen de Cristo, lo que demuestra el interés de los dramaturgos por resaltar los acontecimientos del momento y que hoy se han convertido en verdaderos documentos históricos.
El Cristo Crucificado está situado en el tercer tramo de la nave, del lado del Evangelio, de cronología incierta por no responder a un estilo determinado. De madera policromada con tres clavos, sus piernas aparecen paralelas como los crucifijos románicos, pero éstos con cuatro clavos. Es un Cristo muerto, a diferencia de los románicos que están vivos. Los brazos paralelos a la cruz como los románicos. La técnica del carneado en su cuerpo se ha visto desvirtuada por una capa de barniz.
Una de las imágenes más emotivas de la capilla es la Virgen con el Niño, colocada sobre una repisa en el presbiterio, en el lado de la Epístola. Esta ubicación es muy reciente, su lugar habitual era el altar de San Bernardo, en la calle izquierda del segundo piso donde se colocó en 1951 al sacarla de la sacristía. Hoy ocupa un lugar destacado para que se pueda admirar esta talla que según Serafín Rodríguez «es un pequeño tesoro del gótico arcaico». Su cronología data del siglo XIII, periodo gótico, tallada en madera policromada. En su mano izquierda el Niño Dios, que sostiene la bola del mundo, postura típica de las vírgenes románicas y góticas. De estas últimas tiene el espíritu maternal y amoroso que se manifiesta entre madre e hijo comunicándose con la mirada. Su rostro ovalado de facciones suaves, los ojos y la sonrisa le dan una gran expresividad. La tradición dice que esta imagen es la primitiva que presidía los cabildos de la cofradía.
Recientemente se han restaurado dos preciosas tablas de madera policromada que representan a Nuestra Señora de Guadalupe y la aparición de Cristo a San Bernardo. Las dos fueron ejecutadas entre el siglo XVII al XVIII siguiendo los cánones del barroco popular, dentro de los esquemas de Fernández de la Vega.
La primera, situada en el segundo tramo de la nave, en el lado del Evangelio. En el relieve escultórico enmarcado en un rectángulo, la Guadalupina está de pie sobre una media luna. Tras la reciente restauración resalta la policromía tanto de la túnica como del manto.
El relieve situado en el segundo tramo de la nave, en frente del anterior, representa la aparición de Cristo a San Bernardo en el momento en que Cristo, desclavando de la cruz el brazo derecho, abraza a San Bernardo, abad de la abadía francesa de Claraval y fundador del Císter. En el centro de la composición, Cristo vivo en la cruz de cuerpo alargado y desproporcionado, el rostro inexpresivo. A sus pies, San Bernardo se abraza a las piernas del Redentor y lo mira tristemente. Predomina en toda la obra una exquisita policromía.
La fama de San Bernardo a través de la historia es muy amplia, pero sus representaciones son muy escasas, por lo que se otorga más importancia a las existentes. Ejemplos representativos de su iconografía se hallan en el museo de Mallorca en el retablo de San Bernardo y en la Catedral de Zaragoza en el retablo de la capilla de San Bernardo de Claraval. Por esta causa llama poderosamente la atención que en la capilla de la Balesquida se encuentren representaciones escultóricas y pictóricas, como los dos grandes murales del presbiterio que representan el nombramiento del santo como abad de Claraval y la Virgen María, San Benito y San Lorenzo intercediendo por la salud de San Bernardo. Ambas pinturas pertenecen al último cuarto del siglo XVIII, de estilo rococó, y los expertos en la materia la atribuyen a Francisco Reyter.
Otros objetos de culto, además de las imágenes, se pueden admirar en la capilla:
Un pequeño sagrario rectangular en cuya puerta se representa una alegoría de la Eucaristía. Este sagrario, según el mayordomo de la Cofradía, se había añadido al banco del retablo del presbiterio en 1931, pero en la actualidad y tras la restauración del altar ha sido sustituido por otro más acorde con el conjunto. En espera de encontrarle un lugar adecuado está provisionalmente en el retablo de Santa Brígida.
La pila del agua bendita, labrada en piedra, responde al gusto popular del barroco del siglo XVII al XVIII. La base es cuadrada, con toro, escocia y plinto rectangular, decorada con acanaladura. Es semiesférica, adornada con gallones y coronada por un bocel.
A la izquierda del presbiterio hay una campana de bronce fundido. Su estado de conservación no es bueno, porque estando colocada en una espadaña metálica, en 1934, un proyectil la inutilizó. No es precisa la cronología de su fábrica.
También hay que destacar dos tablas rectangulares, una en el primer tramo de la nave del lado del Evangelio, es de 1660. Hace referencia al año 1270 cuando Dña. Velasquita fundó y donó la Cofradía y el Hospital al gremio de los sastres juntamente con otras ordenanzas referentes a su funcionamiento. Un cristal la protege del paso del tiempo ya que el deterioro de la pintura hace que no se lean algunas letras. En la otra tabla se recogen los nombres y apellidos de los Mayordomos de la Cofradía desde el número 49 hasta el 78.
A la entrada, a la derecha, está enmarcado el testamento de Dña. Velasquita, escrito en castellano antiguo. Las monjas benedictinas han sabido realizar un bonito trabajo transcribiéndolo en pergamino.
Desde hace unos años, cada Miércoles Santo, la Cofradía del Nazareno visita durante el Calvario que reza en la plaza de la Catedral a la Virgen de la Esperanza saludándola con un ramo de flores. Del inicio de esta costumbre ha quedado constancia en una placa de cerámica con la imagen del Nazareno que conmemora la iniciativa.
En la sacristía y en el coro se conservan otros muebles y objetos de culto que no están a la vista de los fieles.El fervor y la religiosidad de las gentes hace que en señal de agradecimiento se hagan ofrendas de diversa índole. Algunas están recogidas en una vitrina a la izquierda del presbiterio.

El Pregonero de La Balesquida



En la fiesta de la Balesquida del año 2002, se rescató una de las muchas tradiciones medievales que tiene la Cofradía, lo que es de agradecer, ya que la Cofradía nacida en 1232, tiene acumulada una riqueza histórica que debemos respetar y mantener fielmente.
El heraldo pregonero de la Balesquida, era un personaje muy admirado, y por motivos que desconocemos estaba ausente de las fiestas en los últimos 150 años.
La misión del Heraldo, era comunicar a los Ovetenses, el reparto de las viandas, que la cofradía daba a las personas necesitadas de la ciudad, y solicitar previamente al Alcalde Corregidor de la ciudad, autorización para dicho reparto.
Es una lástima que no exista suficiente documentación, sobre tal personaje; lo que si se ha podido comprobar, que su vestimenta era de un blanco reluciente, rematado con una llamativo sombrero de la época, con unas ostentosas plumas blancas, y montado sobre un hermoso caballo blanco.
Para su recuperación más fiel, la cofradía solicitó información y se puso en contacto con cuantas personas disponen de documentación histórica, fuesen entendidas en la materia, como historiadores, catedráticos, documentalistas y amantes de nuestra más rancia historia Ovetense.
Después del serio trabajo realizado, estoy plenamente convencido que se ha rescatado fielmente el personaje, como existió y fue concebido en sus orígenes.
La recuperación de este personaje, fue bien acogida por todos los ovetenses, lo que obliga a seguir por este camino de recuperación de tradiciones a la cofradía.
Se sabe, que en un principio, el pregonero iba seguido por los cofrades, ataviados con sus mejores galas, en los próximos años la cofradía ha prometido dar un paso más en el perfeccionamiento de la tradición en este sentido.

UNA FIESTA LOCAL. MARTES DEL BOLLO




Mª DEL CARMEN LOPEZ VILLAVERDE.

SE CELEBRA EN OVIEDO UNA FIESTA LOCAL MUY TRADICIONAL E LA VIDA DE NUESTRA CIUDAD, ES LA FIESTA DEL MARTES DEL BOLLO, LLAMADA TAMBIEN MARTES DE CAMPO.
PARA SABER UN POCO MAS DE SUS ORIGENES ES PRECISO REMONTARSE A LA EDAD MEDIA CUANDO LAS VILLAS Y CUDADES SE ORGANIZABAN EN GREMIOS ARTESANALES DE UN MISMO OFICIO.
CADA GREMIO TENIA SU CALLE PARTICULAR, CON SUS TALLERES Y TIENDAS PARA DAR FACILIDADES A SUS CLIENTES. TODAVÍA HOY MANTIENEN LOS NOMBRES DE ALGUNAS CALLES QUE RECUERDAN EL OFICIO QUE EN ELLAS SE REALIZABA. ADEMÁS, CADA GRAMIO TENIA SU CAFRADIA PARA AYUDAR A SUS MIEMBROS Y ASOCIADOS EN SUS NECESIDADES MATERIALES. TAMBIEN TENIA SU SANTO PATRON, SU CAPILLA Y SU CAPELLAN PARA FOMENTAR LA VIDA ESPIRITUAL ENTRE ELLOS.
OVIEDO, CIUDAD MEDIEVAL IMPORTANTE TAMBIEN TENIA SUS ARTESANOS AGRUPADOS EN GREMIOS. EL GREMIO DE LOS SASTRES ERA UNOS DE ELLOS. SU COFRADÍA Y SU CAPILLA ESTABAN CONSAGRADAS A LA VIRGEN DE LA ESPERANZA. NO SE SABE EXACTAMENTE LA FECHA DE SU FUNDACIÓN PERO PARECE QUE YA EXISTÍA EN 1232, POR ESTAS FECHAS, UNA DAMA PIADOSA VECINA DE OVIEDO LLAMADA VELASQUITA GIRALDEZ HABIA FUNDADO UN HOSPITAL PARA POBRES Y NECESITADOS, CUYO HOSPITAL CEDE AL GRAMIO DE LOS SASTRE CON PARTE DE SUS PROPIEDADES. EL HOSPITAL SE FUNDA EL 5 DE FEBRERO DE 1232, LA DONACIÓN ES DEL AÑO 1270, EN 1853 SE HIZO LA ULTIMA ADMISIÓN DE POBRES EN EL CITADO HOSPITAL.
VELASQUITA GIRALDEZ NO QUERIA LIMITAR LA COFRADÍA AL GRAMIO DE LOS SOSTRES UNICAMENTE, QUERIA EXTENDERLA A TODAS LAS GENTES BUENAS Y PIADOSAS DE LA CIUDAD DE OVIEDO.
LOS RESTOS MORTALES DE ESTA INSIGNE MUJER REPOSAS EN LA IGLESIA DE SAN TIRSO EL REAL, UNA PLACA COLOCADA EN UN PILARA DEL LADO IZQUIERDO DE LA NAVE CENTRAL LO CONFIRMA.
A MEDIDA QUE PASA EL TIEMPO LA COFRADÍA AUMENTA, LOS VECINOS DE OVIEDO INSCRIBEN A SUS HIJOS RECIEN NACIDOS Y SU POPULARIDAD ES NOTORIA.
LA COFRADÍA CELEBRA SUS FIESTAS PATRONALES EL DOMINCO, LUNES Y MARTES DE PENTECOSTÉS. EL DIA MAS IMPORTANTE ERA EL MARTES. ENTRE TODOS LOS ACTOS DESTACA LA MISA Y LA PROCESIÓN HASTA LA HERMITA DE SANTANA DE MEXIDE MUY ALEJADA DEL CENTRO DE OVIEDO. EL RECORRIDO ERA MUY LARGO Y AL LLEGAR ALLI SE REPARTIA UN BOLLO DE PAN Y UN CUARTILLO DE VINO BLANCO JUNTO CON UN TORREZNO QUE LOS COFRADES COMIAN SOBRE LA HIERBA MIENTRAS CHARLABAN EN AGRADEBLE CAMARADERÍA. ESTE ES EN RESUMEN EL ORIGEN DEL MARTES DEL BOLLO.
VELASQUITA GIRALDEZ DOTO A LA COFRADÍA DE BIENES MATERIALES PARA AYUDAR AL MANTENIMIENTO DEL HOSPITAL Y LA CAPILLA DE LA VIRGEN DE LA ESPERANZA. ESTA SE CONSERVA TODAVÍA AUNQUE NO ES LA ORIGINAL, ES UNA RECONSTRUCCIÓN REALIZADA EN 1725 ES ESTILO BARROCO. PRECISAMENTE SE HA RESTAURADO SU ALTAR PRINCIPAL RECIENTEMENTE, ASI COMO LA TECHUMBRE Y LA PINTURA DEL INTERIOR ENTRE OTRAS COSAS.
LA COFRADÍA DE LA BALESQUIDA DE LA BALESQUIDA SE PRECIA DE SER LA MAS ANTIGUA CONSERVADA EN ESPAÑA, 9 SIGLOS DE TRADICIÓN LA AVALAN. LAS FIESTAS CON EL PASO DEL TIEMPO HAN CAMBIADO MUCHOPERO CONSERVAN EL ESPIRITU TRADICIONAL QUE HACE QUE CADA MARTES DE PENTECOSTÉS LOS OVETENSES ACUDAN AL CAMPO DE SAN FRANCISCO Y OTRAS ZONAS CERCANAS PARA COMER Y BEBER EL BOLLO Y EL VINO.

martes, 18 de diciembre de 2007

Mañana de frío, sidra y castañas

La Balesquida celebró su tradicional amagüestu en la plaza de Porlier en una jornada multitudinaria


Una mañana de invierno, con temperaturas heladoras y un sol otoñal es la jornada perfecta para celebrar un amagüestu, tradición asturiana que combina castañas asadas y sidra dulce. La plaza de Porlier acogió ayer el tradicional amagüestu de la Balesquida, en el que se repartieron 1.000 kilos de castañas y 600 litros de sidra dulce. Desde las nueve de la mañana y hasta cerca de las dos de la tarde miles de personas se acercaron de forma escalonada a probar los típicos productos asturianos. A la celebración estaban invitados los cofrades y los socios protectores de la Balesquida, más de 6.000 personas. La mañana era propicia para ello y así el ambiente fue mayor que en ediciones anteriores. La jornada estuvo amenizada por la Banda de Gaitas «Vetusta», que interpretó villancicos. La Balesquida celebrará pasado mañana la fiesta de Nuestra Señora de la Esperanza con una misa a las ocho de la tarde.

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